Pedro Quezada, un inmigrante dominicano de 45 años, se levantó durante años a
las cinco de la mañana para abrir su pequeña tienda de comestibles en la ciudad
de Passaic, Nueva Jersey. Tras varios robos, al menos un incendio y largas
jornadas de trabajo, Dios le sonrió, asegura.
Nada menos que con 338 millones de dólares. Si el hombre decide recibir un
pago único serían 221 millones de dólares, o unos 152 millones de dólares
después de pagar los impuestos correspondientes. Es el cuarto mayor premio
pagado en la historia del Powerball.
Quezada se enteró de que había ganado la lotería cuando el lunes fue a la
licorería donde normalmente compra los boletos y se encontró con varios
periodistas dentro. La lotería de Nueva Jersey ya había anunciado que el boleto
ganador se había vendido en ese lugar.
"Llamé a mi esposa y le dije que encendiera el televisor" dijo el inmigrante.
"'Mi corazón latía de la emoción", explicó su esposa Inés Sanchez al describir
la llamada. Es originaria de Tlaxcala, México y está casada con el dominicano
desde hace nueve años.
"Me siento muy feliz porque Dios nos bendijo con este premio", dijo el
martes, tímidamente. El inmigrante, que lleva 26 años en Estados Unidos, habló
con cierta timidez pero con humor ante una sala abarrotada de periodistas en la
sede de la lotería de Nueva Jersey. En tan sólo 24 horas, Quezada ha pasado de
trabajar con uno de sus cinco hijos en la tienda a ser un millonario que de
momento no sabe qué hacer con tanto dinero.
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