Miguel Pérez, de 48 años, se quedó desempleado hace diez meses
y poco después decidió ir a una clínica de medicina estética.
Su decisión, asegura, tiene que ver con una estrategia económica para enfrentar la crisis: rejuvenecer su apariencia para obtener más entrevistas de trabajo.
Miguel se inyectó bótox en la frente y una dosis de ácido hialurónico para relajar el gesto.
Además, se sometió a una dieta con algo de mesoterapia para reducir la grasa localizada en su abdomen.
El resultado: perdió ocho kilos. Según dice, ha vuelto a tener el cuerpo de hace 15 años y un rostro renovado que lo hace parecer cerca de ocho años menor.
"También me visto un poco más joven y el peluquero me peina de otra manera", le dice a BBC Mundo.
Desde que se sometió a estos cambios, ha tenido dos entrevistas para aspirar al puesto de vendedor de productos farmacéuticos.
Asegura que ya siente una diferencia con entrevistas anteriores, pues -según afirma- antes apenas si tomaron nota de sus datos.
En un mes sabrá si lo eligen para el trabajo. Es optimista.
"Me da la impresión de que las entrevistas funcionan algo mejor, transmito más seguridad y doy mejor impresión. Me preguntan más cosas. Ahora se interesan un poco más", le cuenta a BBC Mundo.
Para verse mejor
Pérez es parte de las estadísticas de la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME).
Esta organización registra un crecimiento de los usuarios masculinos de los servicios de medicina estética en los últimos dos años.
Según encuestas de la SEME realizadas en 700 clínicas asociadas, la cantidad de hombres que acudieron a sus servicios subió un 30% en 2011 y un 20% en 2012.
Las motivaciones de esta tendencia tienen que ver con la crisis: la necesidad de mejorar la imagen para competir en el mercado laboral, que con un 27,1% de desempleo se ha vuelto casi impermeable.
"Lo asociamos a una mala noticia, que es el paro. En la medida en que aumenta, sube la necesidad de tener un aspecto saludable y natural a la hora de buscar trabajo", le explica a BBC Mundo la presidenta de la SEME, Petra Vega.
En opinión de Beatriz Parga, directora del centro de formación y selección Cegos, es posible que, ante tanta competencia por empleo entre candidatos "con el mismo recorrido profesional", haya quien "intente diferenciarse".
Además, aquí un factor importante es la autoestima, golpeada por el prolongado tiempo que pasa antes de conseguir empleo y por la percepción de que "no te quieren", analiza Parga, consultada por BBC Mundo.
Actitud sobre todo
Francisco V., de 43 años, otro paciente de la medicina estética, está convencido de que su autoconfianza lo ayudó a obtener un puesto como visitador médico en una compañía más grande de la que trabajó en el pasado.
Según afirma, esa confianza tuvo que ver "en un 30%" en la impresión que dejó en la entrevista.
Dos semanas antes de la evaluación, fue a una consulta para retocarse el relleno de las arrugas del surco de la boca, tratamiento que había empezado cumplidos los 40 años en Madrid.
"Creo que incidió positivamente. Cuando te sientes a gusto contigo mismo, no hay barreras", le dice a BBC Mundo.
Parga, también experta en selección de personal, insiste en que lo más importante a la hora de la selección es el perfil profesional, la trayectoria y la actitud. Pero en esa actitud, reconoce, puede tener incidencia la imagen física.
"En el sentirte bien contigo mismo, la imagen personal es muy importante. Eso repercute en la actitud: que el candidato se sienta seguro, animado y positivo", le expresa a BBC Mundo.
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