
Cuando la empleada le pidió que devolviera el anillo de diamantes, valuado en 2.300 dólares, Perley no tuvo mejor idea que tragárselo. Como un mago que desaparece objetos, preguntó “¿qué anillo?”, según relató David Bellman, dueño de la joyería.
La policía apareció a los pocos minutos y se llevó detenido a Perley, acusado de intento de robo y de falsificar evidencia.
El anillo, finalmente recuperado, será subastado y las ganancias serán destinadas a obras de caridad, explicó Bellman.
Jajajaj Ladronazo!
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