domingo, 17 de marzo de 2013

LA VIEJITA YOLANDA QUIERE VOLVER!!

La cantante Yolandita Monge hizo valer su señorío como intérprete romántica durante la presentación de su concierto “Más para dar”, escenificado este sábado en el Coliseo de Puerto Rico ante una escasa audiencia.
Fueron dos horas de un intenso espectáculo que brilló, ante todo, por los elementos visuales que pulieron la producción, que también contó con una impresionante escenografía y un equipo de baile que sincronizó los más de veinte temas de desamor y despecho que conformaron la velada.
Yolandita liberó de su alma el dramatismo para lucir su vena histriónica, por momentos excesiva y desatinada, con fallidas escenas eróticas, mientras robustecía la frontera que aún la sostiene como una de las voces más contundentes, con altos registros, en nuestro pentagrama popular.
Inició su concierto con la interpretación de varios temas que intentaban trazar el retrato de una mujer dominante, imaginario que se alimentó con una descarga de visuales que encendieron la tarima y cuyo mensaje se sostuvo en simulados titulares noticiosos que advertían el arribo de una fémina “con poder”.
En ese contexto cantó “A quién le importa”, “Mala sangre” y “Mala”, melodías que marcaron el inicio del espectáculo que, aun cuando a la intérprete le asistió una buena banda de músicos al mando de Ito Serrano, decepcionó al recurrir al doblaje.
Ese desliz, en cambio, no permitió decaer el entusiasmo de los asistentes, en su mayoría un público femenino y adulto.
La conceptualización de “mujer mala” que Yolandita Monge presumió en el preámbulo de su recital no se sostuvo por mucho tiempo, máxime cuando se aleja de modo contundente del arquetipo que ha construido en sus más de 40 años de carrera musical y con el que ha ganado fama.
Con cautela, la estelar vocalista fue abandonando esa visión de mujer imperiosa y dominante para adentrarse a temas más sutiles, como “Ángel caído”, “Y aquí me ves de pie” y “Acaríciame”.
Un popurrí de bachata, que inició con “Cuando te toque llorar” y concluyó con el éxito del fenecido cantautor dominicano Luis Dias, “Yo quiero andar”, la hizo brillar en el escenario.
Luego, echó mano a su clásico repertorio para encandilar al público, que no cesó de corear las melodías “Demasiado fuerte”, Verás dolor” y Quítame ese hombre del corazón”, momento en el que también acudió a un sobreactuado erotismo.
Fue entonces cuando la artista apeló a sus más grandes éxitos para develar las señas del paradigma lírico en el que ha inscrito su carrera y que alude más a la triste agonía de la desventura amorosa que al desenfado.
“Débil”, “Te veo pasar”, “Mágico”, “Este amor que hay que callar”, “La distancia”, “Cantaré”, “Contigo”, “Sobreviviré”, “Dime cuándo” y “A pesar del tiempo” conformaron la parte más apasionante del concierto, que tuvo entre el público a los padres de la vocalista

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